Periostitis tibial en corredores

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La periostitis tibial es una lesión común en los corredores y otros deportistas que acaban de comenzar a correr. El dolor se suele localizar en la zona anterior-interna de la tibia, especialmente en los dos tercios inferiores de ésta.⁣

Esto se puede producir fácilmente si no se controlan adecuadamente las 𝐜𝐚𝐫𝐠𝐚𝐬 de entrenamiento o los 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐚𝐧𝐬𝐨𝐬. También tiene influencia directa el tipo de pisada y la biomecánica de la carrera.⁣

Si no se tratan adecuadamente, las periostitis tibiales pueden causar dolor incluso al caminar y el 𝐜𝐞𝐬𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚 durante un tiempo, así como la posibilidad de necesitar una 𝐜𝐢𝐫𝐮𝐠í𝐚 para aliviar los síntomas.⁣

¿Por qué se produce la periostitis tibial?

Se trata principalmente de una lesión por sobreuso. El sobreentrenamiento, especialmente correr o saltar sin darle tiempo al cuerpo para recuperarse adecuadamente provocará un estrés repetitivo sobre los tejidos y como resultado una lesión en éstos.

Sin embargo, existen varios factores que pueden incrementar la probabilidad de desarrollar dolor crónico en las tibias. Entre los cuales se incluyen:

Errores de entrenamiento

  • Incrementar demasiado rápido la frecuencia, el volumen o el ritmo de entrenamiento de carrera. Intenta no incrementar semanalmente más de un 10% del volumen total de la semana.
  • Entrenar en exceso sobre superficies duras aumenta las fuerzas de reacción contra el suelo y el estrés sobre la pierna.
  • Entrenar en exceso sobre colinas o superficies inclinadas incrementa el riesgo de padecer esta lesión al aumentar la actividad de los músculos dorsiflexores.
  • Tener una cadencia de carrera baja. Esto aumentará las fuerzas de reacción contra el suelo.
  • Además, correr de antepié como se hace en un sprint provoca un estrés añadido sobre la pierna. Puede también deberse a una falta de flexibilidad de los músculos flexores plantares.
  • Un mal calentamiento antes de las sesiones de carrera es otro factor importante.

Sobrepronación

La sobrepronación ocurre cuando el pie se gira hacia dentro demasiado aplanando el arco del pie y causando que la pierna rote hacia dentro (rotación interna de cadera).

Esta modificación biomecánica del tren inferior incrementa el estrés sobre los tejidos blandos de la pierna, provocando dolor e inflamación.

Sobresupinación

Ocurre cuando el pie se gira hacia afuera demasiado. Si piensas que tienes alguna mala técnica o algún problema biomecánico, un profesional de la podología puede realizarte un análisis biomecánico mediante una cinta de correr o utiliando plataformas de fuerza para determinar déficits y recomendarte si fuera necesario ponerte unas plantillas correctoras de la pisada.

Calzado

Un calzado inadecuado, así como elegir mal el tipo de zapatilla para correr o usar zapatillas demasiado desgastadas que han perdido su estabilidad y su capacidad de amortiguación pueden provocar lesiones.

Falta de flexibilidad

Una pobre flexibilidad, en particular, tener los músculos de la pierna (gemelos, sóleo y tibial posterior) puede provocar un aumento del estrés sobre los tejidos blandos, músculos y tendones de la pierna cuando se corre.

Síndrome compartimental

También puede ser causado por un síndrome llamado síndrome compartimental.

¿Cuáles son los síntomas de la periostitis tibial?

Se suele sentir un dolor sordo en la parte interna de la tibia que se incrementa cuando comienzas a entrenar. Puede existir además hinchazón de la zona.

¿Cual es el tratamiento inicial?

Se recomienda:

  • Detener cualquier actividad física de impacto (correr, saltar, etc) hasta 2 semanas después de que el dolor desaparezca al caminar.

  • Si los síntomas continúan durante más de 2-3 semanas tras dejar de entrenar, solicitar atención médica.

¿Qué tratamiento se sigue con el fisio o el entrenador?

El trabajo con el fisioterapeuta y con el entrenador se centrará en:

  • Agilizar los procesos de reparación de los tejidos dañados.

  • Reducir el dolor.

  • Aumentar el rango de movimiento de la articulación afectada.

  • Aumentar la propiocepción y estabilidad de la articulación afectada.

  • Aumentar el tamaño, la fuerza y la flexibilidad de los músculos de la articulación afectada.

  • Enseñar las pautas para prevenir recidivas de la lesión.

  • Mejorar la condición física general a niveles superiores a los del momento de la lesión.

En caso de duda, o si necesitas un tipo de entrenamiento más específico contacta conmigo sin compromiso.

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